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Tras las elecciones las fichas del ajedrez se mueven en Cataluña

Pasada la euforia y la resaca ya son más que menos los que asumen que en Cataluña se ha producido un voto de castigo al gobierno de CiU, pero no una clara repulsa a la propuesta secesionista que defendía Artur Mas. De ahí que, pese a que se haya producido una movilización electoral, que ha hecho subir en once puntos la participación, por lo que por ejemplo el incremento de voto del PP tiene menos importancia de la que se afirma, los independistas puros sólo hayan perdido un punto, pero teniendo en cuenta que ICV comparte los presupuestos secesionistas catalanistas lo que se ha producido es una subida porcentual de 1.5 puntos.

En la trastienda de la campaña electoral se han ido moviendo las piezas de un desdibujado ajedrez. Curiosamente, en medio de la campaña, saltó en un medio de comunicación, como un aviso, como quien no quiere la cosa, la asombrosa historia de los dineros en el extranjero de la familia Mas y la familia Pujol que ya veremos si se investiga o no se investiga. Igualmente, en el punto de mira, se ha vuelto a situar el proindependentista exaltado, con coche de alto lujo incluido, Oriol Pujol sobre el que se cierne la sombra de la sospecha sobre el caso de las ITV en Cataluña. Y, justo acaba la campaña electoral, donde el silencio sobre la corrupción ha sido más que evidente, donde nadie salvo Albert Rivera quiso preguntar por ello, y las imputaciones llegan al PSC vía Ayuntamiento de Sabadell de la mano de los Mozos de Escuadra tras anunciar los socialistas que no apoyarían a Mas. Aunque todo podría variar en función de si Chacón decide ser Carme o Carmen. Y, por si no fuera suficiente, sobre la mesa tenemos denuncias policiales de vetos a determinadas investigaciones… y al ciudadano le queda la impresión de que en Cataluña lo que existe es un sistema de corrupción organizado del que disfrutan los que están en el poder. Pero atendiendo al calendario, un mal pensado diría que todos andan haciendo fintas de esgrima para obligar a cambiar las fichas en el tablero de tal manera que el jaque mate no se produzca o la partida quede en tablas.

En Cataluña, digámoslo claro, lo que ha triunfado es la izquierda, cada vez más radicalizada, y el independentismo. La izquierda radical, que representan ERC y CUP junto con el posicionamiento de ICV, mucho más antitodo que IU, ha conseguido prácticamente el 28% de los sufragios, algunos puntos más que en las anteriores elecciones. Y en Cataluña, por primera vez fuera de Vascongadas, ha irrumpido un partido mucho más antisistema, antiespañol y anticapitalista que las sucesivas máscaras de Batasuna, el CUP, usufructuario directo del 15-M, el 25-S, los movimientos okupas y la antiglobalización que actúa impunemente en la comunidad. Una izquierda independentista. Por todo ello, ahora, el nacionalismo burgués y conservador de CiU  será rehén del nacionalismo izquierdista si la federación capitaneada por Mas se mantiene en su hoja de ruta hacia la independencia por etapas.

Mariano Rajoy esperaba que las piezas se distribuyeran en el tablero de otra forma y aún piensa que Mas o CiU podrían sacrificar algunos peones incluyendo a la reina disfrazada de novio de la Barbie que tienen por líder. Afortunadamente, el resultado electoral no ha dibujado el peor de los escenarios posibles, porque los secesionistas, incluyendo a ICV, no han alcanzado los 90 escaños que permitirían a Mas, utilizando el Estatuto, convocar dentro de cuatro u ocho años, con ciertos visos de legalidad, una consulta popular. El gobierno cree factible, ahora o dentro de unos meses, tras la sangría de votos y escaños de CiU, conseguir una reorientación táctica de la federación que forman Convergencia y Unión, que le permita pactar con los nacionalistas. Ello implicaría la caída de Artur Mas, lo que si bien, dado que ERC ha anunciado que apoyará a Mas sin mencionar a CiU, ahora mismo no parece posible bien pudiera darse dentro de unos meses, sobre todo si Durán y Lleida mueve ficha arropado por el poder económico catalán que comienza a notar la presión de quienes se muestran remisos a adquirir productos catalanes. A cambio de la caída de Mas, ahora o en el futuro inmediato, el PP ofrecerá lo que más gusta a los nacionalistas, el dinero. Si CiU renuncia a la hoja de ruta hacia la consulta secesionista presentada por Artur Mas, y que ahora ERC y otras fuerzas le exigen que cumpla, el gobierno, en compensación, estaría dispuesto a emprender una reforma del modelo de financiación, aun cuando ello suponga, como ha ofrecido Alicia Sánchez Camacho en la campaña, que las diversas Comunidades Autónomas, también en este aspecto, dejen de ser iguales. Con ello estima el gobierno que conseguirá hacer retroceder al nacionalismo en sus propuestas dos décadas.

CiU, como siempre se deja querer y espera deshojar la margarita de Mas o no Mas. Mientras, el ventilador de la corrupción sigue extendiendo la sombra de la sospecha que más parecen avisos sobre un futuro inminente que deseo de hacer justicia.

De cara a la galería tanto el PP como el PSOE han anunciado que no apoyarán a Mas, pero ambos partidos estarían dispuestos a cambiar su decisión si Artur Mas dejara de ser el candidato a la presidencia de la Generalidad o el presidente en un futuro inmediato. Hoy por hoy su electorado, conservador o socialista, no lo perdonaría, pero, como han demonizado a Mas y no a CiU, “muerto el perro se acabó la rabia”. Ahora bien una vuelta a las viejas alianzas CiU-PP o CiU-PSOE continuaría permitiendo al nacionalismo educar a la independencia de tal modo que dentro de cuatro u ocho años, tras la manipulación por inmersión en el independentismo, tras una década de propaganda antiespañola, sea posible convocar una consulta con visos de victoria. Lo que será posible porque tanto PP como PSOE, en función de quién sea el socio de gobierno, continuarán haciéndose simpáticos a los nacionalistas convirtiéndose de hecho en paranacionalistas.

Lo que nadie quiere ver es que al viento de la crisis, de la indignación, se está produciendo un resurgimiento de una izquierda radical, anticapitalista y más o menos antisistema y nada parece indicar que los apaños y los juegos de ajedrez vayan a frenarla.

3 comentarios

Josep -

Ya me hubiera gustado a mi, que de la misma manera que AES se manifesto en Barcelona contra los referendums independentistas desde los ayuntamientos, se hubiera presentado a las elecciones

José Antonio -

Ya me gustaría que el PP fuera tan claro con respecto al nacionalismo como Ciudadanos.

vecina -

Mal van las cosas en Cataluña. Me alegro de lo de Rivera, al menos es claramente antinacionalista