De Prada censura al Papa y yo repruebo a de Prada.
Todavía no entiendo el porqué de esa devoción que Juan Manuel de Prada despierta en algunos sectores; ni porqué ha acabado convirtiéndose para algunos en un gurú de cabecera.
He leído con cierta desgana el artículo que ha dedicado -sin nombrarla por supuesto- a la entrevista concedida por Su Santidad Francisco a una publicación de los jesuitas. Me parece un artículo preñado de mala baba y no exento de manipulación que ha sido o está siendo utilizado para atacar a Su Santidad como fuente suprema de autoridad.
De Prada ha escrito este artículo profundamente molesto porque el Papa ha declarado, al hablar sobre su autoritarismo al frente de los jesuitas, que él nunca fue de derechas; molesto porque entiende que después de esto nadie querrá ser de derechas y porque en el fondo forma parte del nutrido y equivocado grupo de quienes hacen dogma la siguiente ecuación: derechas=iglesia=catolicismo.
De Prada, que es tan inteligente como buen dialéctico, con la prosa que le caracteriza, aunque contenido en su prodigalidad habitual en la utilización de los adjetivos, necesitaba una argumentación más sólida para sembrar la duda entre los lectores de derechas del ABC; más pruebas de que en el fondo el Vaticano estaba tomado por un “rojillo”, aunque quede lejos de quienes le consideran el anticristo o simplemente un masonazo argentino. Y he aquí que ha rebuscado en la entrevista la frase escandalosa que por sí sola se convirtiera en argumento definitorio y definitivo. Nada más sencillo que explotar la tesis -manipulándola- del Papa de que no sólo se debe hablar del aborto y los gays. Lo hace cuando conoce exactamente el valor del término "sólo", que no es equivalente a no hablar o a ocultar. Pero de Prada nos atiborra de párrafos para subrepticiamente decir que Su Santidad Francisco lo que está pidiendo es un silencio conformista, una posición menos agresiva, casi contemporizadora, con respecto al aborto para congraciarse con la progresía.
Si eso lo hubiera escrito cualquier otro que no fuera de Prada podría argüirse que era víctima de las simplificaciones de los titulares de prensa. Ahora bien, de Prada, que creo es o ha sido no sé qué cosa del Observatore, que arremete contra la entrevista fantasma -“cierta entrevista”-, tiene mejor acceso a las palabras del Papa que quien esto escribe y, sin embargo, oculta que hace unos días, después de esta entrevista y antes de que se publicara, realizó un discurso centrado en el tema del aborto sosteniendo lo que todos sabemos: “Nuestra respuesta ante esta mentalidad es un sí a la vida, decidido y sin vacilar. El primer derecho de la persona humana es su vida. Ella tiene otros bienes y algunos de ellos son más preciosos, pero es este el bien fundamental, la condición para todos los demás”. Más claro y contundente no pudo ser, ni más concreto en lo que significa para él su tergiversado "sólo". Pero a Juan Manuel de Prada esto no solo no le interesaba sino que además no quería que le interesara a sus lectores y en eso no se diferencia de quienes de forma mucho más directa atacan a Su Santidad por el bien de la Iglesia.