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Derecho a Vivir

No todos somos iguales

Mariano Rajoy, en la campaña electoral, se comprometió, si ganaba las elecciones, a cambiar la ley del aborto, lo que algunos interpretaron, porque así convenía, como promesa de derogación. Lo que Mariano Rajoy explicó, después del titular, es que estaba en desacuerdo con la Ley Aído y lo que miembros cualificados de su partido indicaron es que estaban en contra de la consideración del aborto como un derecho y de la posibilidad de que las menores abortaran sin permiso paterno, lo de que abortaran sin embargo no era objeto de su preocupación. De ahí que los dirigentes autonómicos populares continúen dedicando dinero de todos a sufragar los abortos: siete millones de euros dicen que ha gastado Esperanza Aguirre en ello.

La doctrina Rajoy, y así debemos denominarla, consiste en refugiarse bajo el cómodo paraguas de la constitucionalidad de las leyes: si el Tribunal Constitucional lo dice yo lo suscribo aunque no coincida con mi planteamiento. Es decir, don Mariano podrá estar a favor de la Vida pero no prohibirá el aborto, don Mariano podrá estar contra la ley pero si es constitucional pues ya veremos. Y, naturalmente, al puntilloso Mariano se le olvidó hablar de ello durante el reciente debate de investidura.

Viene al caso la introducción porque, como es tradicional, el 28 de diciembre, ayer, los activistas provida y antiabortistas, que a veces es igual pero a veces no es lo mismo, salieron a la calle en la más absoluta de las orfandades. Una decena de asociaciones, el grupo Derecho a Vivir-Hazte Oír, y el partido político Alternativa Española convocaron pequeñas manifestaciones en distintos puntos de España. Los activistas pro-vida, según he podido leer en las crónicas, utilizaron eslóganes como “Ni aborto del PSOE ni aborto del PP”, lo que es una novedad porque a algunos aún les cuesta reconocer que el PP es un partido abortista, aunque algunos subrayen desde la poltrona institucional o sus proximidades que “sí, pero menos abortistas que el PSOE”; o el ingenioso pareado de “¡Rajoy, valiente defiende al inocente!”. Alternativa Española pidió, por su parte, a Rajoy directamente que prohibiera el aborto en España; lo que por otro lado mucho me temo que sea como pedir que te toque la lotería sin comprar ni tan siquiera un décimo.

Al igual que en otras ocasiones, en algunos puntos, los concentrados han sufrido las iras, en forma de insulto y conato de agresión, de los abortistas que a veces, por su facha, se confunden con eso tan difuso que denominamos “indignados”. Un comodín que, por cierto, lo mismo vale para un roto que para un descosido. Y también, como en otras ocasiones, la Policía ha detenido al doctor Jesús Poveda por manifestarse pacíficamente, creo que sin el pertinente permiso, frente a la clínica Dator, centro simbólico del negocio de la muerte en España.

He visto las imágenes de la detención. Como los concentrados, un par de docenas de personas a lo sumo, que difícilmente podían alterar el orden público o interrumpir la circulación por la vía pública lo que podía haber provocado la carga dispersadora, son personas pacíficas que se indignan de otra forma, no fue necesario que los agentes se revistieran con los cascos y los escudos porque no iban a sufrir agresión alguna. Su protesta consistía sólo en estar allí con alguna que otra humilde pancarta. Algo por lo visto intolerable… He visto como cuatro agentes de policía tiran al, evidentemente, peligrosísimo doctor, líder de los pocos concentrados, al suelo para esposarle y llevárselo acusado de “desobediencia y resistencia a la autoridad”. Y junto al doctor otras personas fueron también detenidas pero pacíficamente.

Sorprende esta eficiencia policial, o mejor dicho la eficiencia de las órdenes recibidas, cuando en España se pueden ocupar impunemente plazas y lugares públicos, violar las más laxas normas sanitarias en la instalación de chiringuitos, manifestarse porque sí, actuar violentamente, increpar a las Fuerzas de Seguridad… sin que naturalmente pase absolutamente nada y sin que se produzcan detenciones entre los que sí presentan resistencia real a la autoridad.

Y es que estamos en un país en el que usted, si es un honrado chorizo, si se dedica a campar indignadamente por sus  respetos, si atraca a las ancianitas o afana bolsos y carteras no tiene por qué preocuparse, le van a tratar con toda clase de miramientos. Ahora, como se le ocurra manifestarse pacíficamente ante una clínica abortista puede dar con la cara en el suelo y los grilletes en la espalda. También pudiera ser que, con eso del cambio del gobierno, la ley haya vuelto a ser igual para todos y ya no sea posible concentrarse sin más y por eso el doctor Poveda ha acabado esposado, en el furgón y declarando en la Comisaría de Tetuán donde le reciben con un sonriente: “¿Otra vez usted por aquí?”

Ni el aborto de la ceja ni el de Mayor Oreja

Ni el aborto de la ceja ni el de Mayor Oreja

He leído el titular, cuanto menos engañoso, de una web importante en este tema sobre las declaraciones del eurodiputado del Partido Popular, y teórico provida del PP, Mayor Oreja, realizadas en el transcurso de la marcha del “Día Internacional de la Vida”, celebrada el 26 de marzo, a la cadena Popular-TV. Exaltan como titular de las declaraciones de este político, invitado habitual a concentraciones y congresos de católicos y de organizaciones pro-vida, una frase que cuanto menos tiene la intención de engañar o manipular: “Haré lo indecible para que una de las primeras decisiones de mi partido sea derogar la ley del aborto”. Emulando con estas palabras el alborozado titular del periódico del grupo INTERECONOMÍA cuando recogió una palabras similares de Mariano Rajoy. Mal empezamos porque lo que dijo este político fue “derogar la actual ley del aborto”. Lo que aparentemente es igual pero que en realidad no es lo mismo.

Cierto es que Mayor Oreja no se ha separado un ápice de la posición oficial del Partido Popular con respecto al aborto, por lo que la intención o la manipulación de las palabras del diputado popular, para tratar de presentarlas de un modo distinto, más acorde con los presupuestos o los deseos teóricos de los medios que las recogen, es responsabilidad absoluta de dichos medios. Ergo, esos medios pretenden convencer a sus lectores de que Mayor Oreja y el Partido Popular están en contra del aborto y de que no son un instrumento para fidelizar los votos de aquellos que están pidiendo que en España exista el aborto.

Lo que Mayor Oreja ha declarado a Popular-TV es lo mismo que sostiene el Partido Popular, lo que ha incluido en su programa político, lo que han reiterado Mariano Rajoy y Dolores de Cospedal hasta la saciedad, derogar la actual ley socialista para volver a la ley anterior. En ese punto Mayor Oreja ha sido diáfano y transparente: en el PP anhelo que una de sus primeras decisiones sea derogar la actual ley del aborto que es un disparate, un antivalor presidiendo una sociedad y eso debe ser corregido cuanto antes”. Conmovedoras palabras del señor Mayor Oreja. El mismo señor que durante los años de mayoría absoluta del Partido Popular no dijo esta boca es mía, porque el Partido Popular, del que él es dirigente, defiende con especial entusiasmo la vigencia de la anterior ley socialista y lo que es más importante que en España exista una legislación abortista.

Y dice Mayor Oreja que “el problema es que tenemos un gobierno que intenta cambiar nuestras conciencias sobre la vida”, siendo un “dislate es que transformemos en nuestra sociedad al aborto como un derecho, es una perversión y está más allá de las cifras y estadísticas”. Y con estas palabras Mayor Oreja se convierte en la voz del Partido Popular contra el aborto según dichos medios.

El problema es que Mayor Oreja es un político inteligente que, sabiendo que pocas voces le van a poner en evidencia, recurre a la manipulación para mantener cautivo el voto antiaborto, que no provida, en el seno del Partido Popular. Lo que tiene que explicar, de una vez por todas, el señor Mayor Oreja es ¿hasta dónde llega su compromiso con el Derecho a la Vida? ¿Cuál es su concepto del Derecho a la Vida? Y, sobre todo, ¿por qué si se presenta como antiabortista sigue ocupando puestos destacados, entre ellos el de jefe del grupo popular en Estrasburgo, en un partido abortista como es el Partido Popular?

Lo que de una vez por todas tiene que explicar Mayor Oreja, y aquellos que le exhiben como el hombre bueno, es, sencillamente, qué diferencia existe entre la ley socialista actual que el PP, teóricamente, quiere derogar (un “anhelo” dice Mayor Oreja) y la ley anterior que el PP y el señor Mayor Oreja quieren mantener. Mientras no lo explique el señor Mayor Oreja es tan partidario del aborto como José Luis Rodríguez Zapatero. Aunque, esos sí, Mayor Oreja pueda practicar la reserva de conciencia de decir que él lucha contra la idea de que el aborto sea un derecho, como quieren los socialistas, aunque permita que el aborto pueda realizarse según que casos sin reconocerlo como derecho. Y es que a Mayor Oreja, como a tantos otros, parece importarle más el oropel del cargo y el estatus político que la dignidad de la coherencia. Menos mal que algunos manifestantes coreaban: “Ni el aborto de la ceja ni el de Mayor Oreja”