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Los Soldados de Hierro desbordan los salones.

Los Soldados de Hierro desbordan los salones.

Adolfo Moncada.- Se está convirtiendo en costumbre. Allá donde llega Francisco Torres con sus "soldados de hierro" de la editorial ACTAS el local se queda pequeño. Sucedió en Casino Militar de Sevilla, en el Real Casino de Murcia, en el Museo Militar de Valencia y ahora en el Centro Cultural de los Ejércitos-Casino Militar de Madrid. Como andaba por la capital pude acercarme a la presentación que tuve que escuchar apoyado en la pared.

No fue la presentación al uso, casi ni una presentación. Escogieron un formato distinto: un moderador, el periodista García Isac, Carlos y Paco, a los que en broma ya llaman el "dúo dinámico" dada la gira de bolos que llevan a sus espaldas, y dos "soldados de hierro", aunque se mostraran remisos a aceptar el calificativo más por humildad y sencillez que por falta de veracidad en el llamativo título del libro, Juan José Sanz Jarque y José María Blanch. Una animada panoplia de explicaciones sobre lo que fue la División Azul y lo que fueron los divisionarios en la que Paco, con su habitual maestría fue insertando las razones que hacen a sus "Soldados de Hierro" una obra única en el género. Una pena que se acabara aquello a la hora y media de empezar, podría haber durado el doble y lo hubiéramos seguido con el mismo interés.

No pocas caras conocidas, los generales Muñoz Grandes y Chicharro, el periodista Luis Fernández-Villamea, el editor del libro y director de ACTAS Luis Valiente -¡qué de felicitaciones por una edición que es una joya y un placer tener!-, Miguel Ángel Vázques de Ediciones Barbarroja, el historiador Pío Moa y hasta un hijo del mismísimo Ramón Serrano Suñer... Como siempre colas para la firma.

Paco ha escrito que sus "soldados de hierro" son "héroes sencillos" y escuchando a Blanch o Sanz Jarque se entiende a la perfección. Renuentes a aceptar verse como "soldados de hierro" -no son el tipo de Clint Eastwood en las películas recordó Carlos Caballero- porque ellos se limitaban a decir que "cumplieron con su deber". Todo lo más "soldados de hojalata" bromeó Blanch -aunque después contara como si no fuera nada lo que hizo en Krasny Bor-. Y Paco, con esa forma tan peculiar que tiene de rematar con la palabra le devolvió la frase recordando que sí, pero como el "hombre de hojalata" del Mago de Oz que no podía llorar porque se oxidaba. Soldados de Hierro, según Carlos Caballero, porque combatieron en circunstancias adversas que hubieran hecho derrumbarse a una unidad que no tuviera un trasfondo de moral indestructible. Soldados de Hierro completó el autor porque fueron capaces de dejarlo todo por su sentido del deber (leyó una preciosa carta de un voluntario en la que habla de que los disgustos -la guerra de España e irse a la División- han provocado a su madre una enfermedad nerviosa que la estaba dejando ciega),pero, además del ideal anticomunista, crisol de las motivaciones, el sueño juvenil de cambiar el mundo luchando.

De fondo, como si nos acompañaran, en una pantalla, se proyectaban imágenes. Eran los "soldados de Paco". No las conté pero más de una hora pasando sin repetirse, quizás unas trescientas fotografías, algunas muy hermosas. A veces el autor paraba las intervenciones para hablar un poco de algunas historias. De esas historias que salpican su libro y que tienen la virtud de conmover y hacernos comprender. Lo recordó García Isac, "no estamos ante un libro de guerra, sino ante un libro de hombres".

Unos hombres, comentaba José María Blanch, con orgullo que vivían en el frente en "auténtico comunismo" porque todo era de todos: "cuando a uno le daban permiso reuníamos dinero para que pudiera divertirse". La generosidad de todos con todos remarcó Sanz Jarque. Un guripa al que su padre, tras echarse las manos a la cabeza, le dijo que si tuviera menos años se marcharía con él a la División. Recuerdos de ejemplos como los del camillero de Mula, Vivo que presumía de "haberlos salvado a todos".

Carlos Caballero profundizó en la importancia que tiene ir derruyendo los mitos construidos por propios y extraños sobre la División: "ello solo es posible hacerlo desde la investigación, como ha hecho Francisco Torres". Animados ejemplos nos dio. Y es que el libro de Paco es una obra académica, hecha por un historiador profesional que domina las fuentes y la bibliografía; que en cada página cuestiona las cosas.

Lo anotaron Carlos y Paco: se puede ser original y aún quedan muchas cosas que decir. Pero yo me quedo con el cierre de Francisco, cuando explicó que libros como el suyo tienen una misión que es la de ser ejemplo; que la desintegración de la idea nacional, del sentimiento de España se produce, entre otras razones, porque hemos olvidado a nuestros héroes, a los que, como los jóvenes de la División Azul, dieron lecciones de amor a la Patria. Los héroes han sido proscritos de los libros de historia de los jóvenes y con obras como "Soldados de Hierro" -de obligatoria lectura debiera tratarse según García Isac- lo que se consigue es hacer España.

1 comentario

vecina -

Estupendo libro que estoy leyendo con sumo interés