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Una crítica sobre mi libro

Una crítica sobre mi libro

TORRES GARCÍA, Francisco: El último José Antonio, Barbarroja, Madrid 2013, 601 págs.

Prácticamente todas las cuestiones controvertidas sobre la vida, obra y muerte de José Antonio Primo de Rivera (1903-1936) reciben una luz nueva en esta obra del historiador Francisco Torres García, a quien ya se deben obras notables -en documentación y análisis- sobre la División Azul, Francisco Franco o el proceso de restauración/instauración monárquica en la persona de Juan Carlos de Borbón y Borbón. El último José Antonio mantiene alto ese nivel de calidad bibliográfica y figura entre la media docena de libros imprescindibles sobre el fundador de Falange Española. No sólo por el mérito de aportar documentación inédita sobre una época que recibe desde hace décadas los focos de cientos de investigadores, sino porque utiliza su objetivo específico (las circunstancias que rodearon a José Antonio entre su detención y su muerte) como palanca para elevarse a una precisa, serena y matizada valoración general sobre el personaje, su tiempo y su legado.

Torres García demuestra, sin lugar a dudas, que el Gobierno del Frente Popular tuvo conocimiento de la condena a muerte de José Antonio con tiempo suficiente para evitarla, y deliberadamente no quiso hacerlo. Con posterioridad a los acontecimientos, cuando había trascendido fuera de España la comisión de un asesinato legal en la persona de un joven político claramente inocente de los cargos que se le imputaban, se intentó alegar que la petición de indulto había llegado al Consejo de Ministros demasiado tarde. Estas páginas prueban que se debatió en él.

Y que Indalecio Prieto votó en contra. La supuesta simpatía del líder socialista por José Antonio es una mentira piadosa orientada a salvar la cara de un PSOE "menos malo" frente al PSOE "peor" de Francisco Largo Caballero. En realidad, Largo y Prieto fueron los principales responsables políticos del crimen de Alicante.

Ellos... y los anarquistas. Toda la historia del proceso de José Antonio está trufada de momentos de odio insuperable por parte de la CNT y la FAI. Controlaban la capital levantina desde el inicio de la guerra y, enfrentados entre sí por todo, allí actuaron de consuno para matar a José Antonio, cuya bonhomía e idealismo veía en ellos -proclamó varias veces-, "a poco que se rascara", las mejores vetas del ser español. Los anarquistas del Gobierno votaron contra José Antonio en el Consejo de Ministros, y los anarquistas de Alicante se aseguraron mediante dos piquetes de ejecución de impedir cualquier posible fuga del reo.

El último José Antonio presenta un relato cronológico pormenorizado de los catorce intentos de rescate del fundador de la Falange, todos ellos respaldados por Franco, apoyados con cuantos medios tuvo a su disposición o directamente organizados por él. En un caso, comprometiendo al crucero Canarias (uno de los dos únicos que tenía el bando nacional) en una operación muy mal vista por los alemanes, quienes consideraban irresponsable empeñar el buque en salvar la vida de una sola persona, por importante que fuese. Después de esta obra de Torres García, cualquier intento de dibujar al Caudillo "dejando hacer" al Frente Popular para que le despejase el terreno de adversarios políticos resulta sencillamente patético.

Aporta el autor un listado completo de los participantes en uno de esos inentos de liberación, formado por falnagistas de la Vega Baja que fracasaron en su misión y fueron fusilados por el Frente Popualr. El interés del elenco, amén de honrar su memoria, reside en que el registro oficial hace constar la profesión de los ajusticiados. Entre las 68 personas detenidas por los hechos (62 de las cuales fueron ejecutadas), figuran 28 jornaleros, 18 labradores, 2 mecánicos, 2 espadadores, 2 albañiles, 2 chóferes y un carpintero, un barbero, un soldado y un maestro. ¿Dónde están los "señoritos" que apunta la propaganda izquierdista como origen sociológico de la Falange?

También explica Torres dónde y cómo nació la figura de El Ausente, término de resonancia mitológicas sin el cual no se entiende la liturgia joseantoniana. Nació en la misma jerarquía falangista al conocer su fusilamiento para no tener que elegir un sucesor, lo que habría desatado una feroz batalla interna de imrpevisibles consecuencias en un momento delicadísimo de la guerra. Pero tampoco se trató de una operación maquiavélcia ni de un mezquino plan de engaño: en noviembre de 1936 se creía próximo el final de la contienda y se confiaba en abordar esa delicada cuestión desde la inmediata tranquilidad de la Victoria. No fue así, y durante un tiempo el icono referencial de El Ausente dio tono al dramatismo de los primeros meses de guerra.

El último José Antonio, al hilo de la citada liturgia, incide en la importancia de la que se ha dado en llamar la "corte literaria de José Antonio", que suplió con bella literatura los agujeros doctrinales y la falta de pensadores sólidos que aquejaron a la Falange, sobre todo una vez muertos también Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma. Excelentes escritores (pero no doctrinarios) como Dionisio Ridruejo, Rafael Sánchez Mazas, Agustín de Foxá, Giménez Caballero, Luis Santa Marina, Eugenio Montes, etc., fueron quienes crearon el José Antonio que el régimen de Franco convirtió en modelo para varias generaciones de jóvenes. Porque eso, un modelo, más que el suministrador de una teoría fundante, fue lo que el Caudillo vio de más aprovechable en la figura de alguien a quien habían tratado poco, pero cuya capacidad movilizadora y formativa, más tras la entrega de su vida con dignidad que aún hoy conmueve, comprendió enseguida.

Torres ahonda analíticamente en ese proceso literario-político (el cual, sugiere, aún necesita una monografía que aporte todas las claves) al tiempo que sitúa doctrinalmente a José Antonio en el ámbito de la Tradición política española, aunque es notora la hetereogeneidad de las fuentes filosóficas y políticas en las que había bebido durante su formación.

Con dos ediciones en pocos meses, El último José Antonio ve respaldado con su éxito de ventas el esfuerzo de rigurosa documentación exhibida por Francisco Torres en cada párrafo, así como la lucidez de sus análisis, como corresponde a uno de los más sólidos y fiables estudiosos del período 1931-1975.

Carmelo López-Arias Montenegro,  publicado en Razón Española (noviembre 2013)

2 comentarios

Paco -

Yo también me lo estoy leyendo, capítulo a capítulo, página a página, descubriendo y degustando cada una de las tesis hoy ignoradas por la generalidad de la población española, bien por desinterés, por vilipendio, o por adolecer de un incultura política e histórica proverbial. Merece la pena leerlo y yo lo recomiendo, aunque no será fácil para aquellos de poco espíritu romántico o demasiado adoctrinados en los mito y mentiras acuñados por el sistema incrustado hoy todavía en nuestro país.

vecina -

Yo lo he leído y es impresionante.