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A vueltas con el histerismo y la venganza histórica.

Hasta hace unos días, como muchos españoles, no sabía situar en el mapa un pequeño pueblo denominado Baralla. Al alcalde de la localidad, del Partido Popular, se le ocurrió en el calor de un pleno afirmar, según la izquierda, que “quienes fueron condenados a muerte” durante el régimen de Franco “sería porque lo merecían”; aunque otras versiones indican que sus palabras fueron “que algo habrían hecho”. Suficiente para que la izquierda y los nacionalistas, ardorosos defensores de avanzar en lo que ellos llaman “ley de memoria histórica”, pusieran el grito en el cielo y el alcalde, como es natural, se apresurara a rectificar.

Pudiera ser una anécdota, como el anuncio de la Junta de Andalucía de sancionar a aquellos Ayuntamientos -se cuentan por centenas- que aún mantengan símbolos o nombres franquistas en su callejero; o la campañita que los idiotas de la “memoria histórica” hacen poniendo pegatinas, eso sí con la hoz y el martillo -símbolos nada democráticos-, en las placas que aún conservan esos temibles nombres. En realidad es una forma de mantener abierto un inexistente debate para avanzar en la propuesta socialista de hacer más efectiva la ley y que cualquier tipo de mención positiva o utilización de símbolos “franquistas”, o simplemente alzar el brazo, sea constitutivo de delito.

Probablemente, don Manuel González, que así se llama el alcalde arrepentido de Baralla (Lugo), no se haya molestado en leer la reforma del Código Penal propuesta por el ínclito Alberto Ruíz Gallardón y que los populares aplaudirán con tanto entusiasmo como alguno de sus progenitores aplaudía al Generalísimo. Con ella cualquier juez progresista podría, aplicándola de forma laxa, acabar procesando a quien hiciera una manifestación como la suya; alzando el brazo; utilizando la bandera española con el águila (vigente también durante el actual sistema democrático) o poner en duda la historia oficial que la izquierda está elaborando sobre la guerra civil y el franquismo. Todo ello cuando Mariano Rajoy, más o menos, había dado a entender que con él se acabaría la ideología de la revancha y se pondría fin a la ley socialista. Pero hete aquí que la propuesta de reforma del Código Penal, en este punto, más parece estar en consonancia con la propuesta del PSOE que otra cosa.

Es evidente que toda generalización es, por su propia indefinición, errónea, discriminatoria e incluso insultante, aunque pueda ser entendible o explicable. Ahora bien, desde hace mucho tiempo asistimos a una maniobra propuesta por la izquierda de revisionismo histórico.

La izquierda lleva décadas intentando limpiar su nombre y convertir en héroes a quienes para muchos no fueron más que vulgares asesinos o chorizos. Es usual, por ejemplo, recordar que Franco estuvo “matando” hasta el final al no conmutar las sentencias de muerte de 1975, pero borrando el hecho de que se trataba de terroristas de ETA y de otras organizaciones que exhibían como símbolo la hoz y el martillo.

Que yo sepa, hasta hoy, la izquierda -leáse el PSOE y el PCE- jamás ha pedido perdón por los asesinatos cometidos por sus miembros, por sus milicias armadas, durante la II República y la Guerra Civil; que yo sepa, hasta hoy, el PCE no ha pedido perdón por los cientos de asesinatos  y robos cometidos por los maquis o los denominados guerrilleros en los años cuarenta-cincuenta. Claro que para algunos esos asesinatos estaban justificados. Ahora bien, yo me pregunto: ¿al reconquistar el territorio o acabar la guerra, o ante delitos de terrorismo, era lógico que quienes eran responsables de esas muertes comparecieran ante los tribunales y de acuerdo con lo usual entonces fueron condenados a la máxima pena?

El problema es que la izquierda -léase el PSOE, el PCE y los nuevos rojos- lo que ha buscado es romper la relación directa existente entre los crímenes en la zona republicana y la llamada represión franquista. De ahí su obsesión, hace treinta años, porque desaparecieran las lápidas que en cada pueblo de España recordaban el nombre de los asesinados de la localidad. Algo esencial para negar la evidencia, borrar la historia y deshacer la relación causa-efecto. Ahora, en el tiempo actual, lo que buscan es simplemente transformar a quienes fueron reos por sus crímenes en héroes de la libertad injustamente asesinados, y dejemos a un lado que injusticias hubo.

Así, por ejemplo, me encuentro con la conversión en héroe de un ejecutado. Resultaba que fue concejal durante la guerra. Los defensores de la leyenda rosa de la zona republicana, antecesores de los alevines de la “memoria histórica”, han afirmado que fue condenado por ser un representante democrático. En realidad, él junto con otros, lo que hizo fue perseguir a un sacerdote que había huido del pueblo y había conseguido refugiarse en otra provincia. Hasta allí llegaron y lo asesinaron, después al “héroe” de la hazaña lo hicieron concejal. Y así podrían multiplicarse los ejemplos: ¿Es que acaso eran héroes los que en agosto de 1936 en la punta de S’Esperó, en la Mola (Menorca), asesinaron a Hercelia de Solá Cuscheri y al alférez Facundo Flores? ¿Es que acaso las hermanas Chavas Riera, falangistas, asesinadas deben tener menor consideración que las llamadas “13 rosas”? ¿Es que pueden ser héroes hoy los componentes de aquella partida de maquis-guerrilleros que penetraron en un pueblecito se llevaron a la familia del alcalde, incluyendo niños y ancianos, y los asesinaron bárbaramente en un bosque próximo al pueblo? ¿Es que son héroes los tripulantes de los buques que cogieron a los oficiales, les ataron planchas de hierro y los lanzaron por la borda? Y los responsables, detenidos y juzgados en algunos casos, en muchas ocasiones acabaron ante un pelotón de ejecución, aunque hoy se les presente como heroicos luchadores contra Franco por la democracia.

Como quemar los archivos está feo nada mejor que sepultarlos bajo la amenaza del Código Penal tal y como propone el socialismo para que a nadie se le ocurra volver a establecer una relación de causa-efecto; porque en esa relación, además de las personas, aparecerían las siglas del PCE y del PSOE.

    

3 comentarios

David -

este enlace no tiene desperdicio. Lástima que estos "únicos" historiadores no admitan un debate.

http://www.latribunadeciudadreal.es/noticia/ZDADEDCCE-093F-1644-5636092E5402C316/20131112/espinosa/afirma/alzados/36/buscaban/exterminio

Manuel León López -

Esta batalla pedagógica de explicar de una forma equilibrada todo lo ocurrido en España durante los años 30 y sus consecuencias a dia de hoy está perdida. ¿Razones?, principalmente políticos ignorantes, avergonzados de los principios que dicen defender que le confieren a toda esa "chusma encamionada" una superioridad moral que no tienen y que son los dueños y señores de la pedagogia que hoy se imparte en la educación pública en España.Por supuesto, después todos los españoles que asumen sin ningún sentido crítico todo ese discurso y les confiere su apoyo.

Paco -

Hipocresía comunista. Maldita sea la izquierda hasta el fin de los tiempos por sus crímenes y sus mentiras.