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Ante las elecciones, por una vez, seamos sensatos.

Tengo la impresión de que este 20-N electoral se va a llevar demasiadas cosas por delante. No tengo vocación de futurólogo pero la lógica, salvo que se prefiera el universo mitológico y la fundamentación irracional, indica que, una vez más, en la reestructuración del espacio político español que hemos vivido, los grupos que, a efectos sólo de identificación, para los españoles se mueven a la derecha del Partido Popular, aunque busquen otros nichos electorales o sociales, se han quedado fuera y quizás, salvo intervención de la Providencia, para siempre. Esto no es algo nuevo, víctimas de sus propios errores, aunque a ello se superpusiera toda la presión ambiental o institucional que se quiera sumar, perdieron su oportunidad en 1976-1977 y la tiraron por la borda, cuando se había hecho lo más difícil, entre 1979 y 1982. 

La reforma de la ley electoral, pactada entre PP y PSOE hace unos meses, que abre el camino hacia nuevas reformas y cuyo objetivo es preparar la transformación del denominado “bipartidismo imperfecto” que tenemos en bipartidismo efectivo, antes de que sea efectiva la multiplicación de las opciones con representación parlamentaria, dibuja un imposible escenario para esos grupos que, independientemente de su definición, el ciudadanos sitúa a la “derecha del Partido Popular”.  

Quede claro que de no estar vigentes las barreras que la reforma establece para evitar la proliferación de listas electorales, reduciéndolas, a nivel nacional, sólo a aquellas que tienen representación parlamentaria, ninguno de esos grupos a la “derecha del PP” hubiera obtenido resultados mínimamente importantes, entre otras razones porque la mayor parte del electorado que buscan movilizar está encantado, desde hace décadas, con votar al PP. Pero con la normativa actual lo que se busca es erradicar la presencia real de estos grupos de la vida pública española.

Ante esta realidad poco valen las protestas o refugiarse, emulando a la zorra de la fábula, en un  lastimero “ahí se quedan que están verdes”, o recurrir al universo mitológico, muy propio del irracionalismo, de la sublimación del gesto heroico. Se impone la sensatez.

Hasta ahora, para presentarse a unas elecciones bastaba con reunir los nombres suficientes para rellenar las listas, lanzar paracaidistas donde fuera necesario, desempolvar del cajón listados ajados y poco más. Ahora se necesita acompañar a la candidatura con firmas protocolarizadas. Un partido que quisiera presentarse en toda la geografía nacional necesitaría entre 50.000 y 70.000 firmas; un partido que quisiera presentarse en Madrid necesitaría 7000 firmas. Hasta ahora, a nivel nacional, concurrían entre 6 y 7 candidatura en casi toda España, lo que significa que necesitarían entre 300.000 y 500.000 firmas. Inviable cuando entre todas suman, suponiendo que se pudieran sumar, entre 60.000 y 70.000 votos. Más complejo es el caso de Madrid donde las candidaturas podrían llegar a la decena, demandando unas 70.000 firmas. Y todas, a nivel nacional o a nivel de Madrid, buscarán esas firmas en el mismo sector.

Lo que la lógica dice es que este tipo de candidaturas no estarán a nivel nacional en la cita electoral del próximo 20-N y las que lo consigan, si alguna lo logra, habrán tenido que realizar un esfuerzo enorme. Lo más probable es que nos encontremos con una proliferación de listas aisladas que aparezcan en las más diversas provincias en lo que podríamos denominar la aparente recuperación del moribundo antes de exhalar su postrer suspiro.

Ante esta situación a lo único que cabe recurrir es a la sensatez y pensar que estamos ante una línea divisoria que obliga a mirar hacia el futuro de otra manera. Sin embargo, mucho me temo que seguiremos mirando hacia atrás, hacia el irracionalismo, el universo mitológico y la inútil sublimación del ejemplo heroico.

 

 

 

9 comentarios

Juan -

¿Y que hay de la propuesta de la CTC en relación a una plataforma basada en los principios no negociables?

Luis -

Pues nada, continuemos lloriqueando qué mal está todo, y qué buenos somos nosotros ¿quienes? Me imagino, los salvapatrias que desde el 82 sólo han sabido en nombre de España y no sé qué ideales, alimentar su ego y formar sus camarillas, para luego a partir de esta camarilla surgir otro lider patriotillo salvador de otra patria, y así hasta el infinito, ¿cuándo finalizaran las camarillas y los salvapatrias? Buena pregunta para una misión imposible.

Anónimo -

Estimado luis que el bipartidismo sea casi un hecho no implica que se tenga que aceptar, es más es necsario luchar contra él. El bipartidismo es un elemento de control de las élites políticas.
Los caballos de troya son una tontería política porque los dos grandes partidos son estructuras controladas desde arriba.
En cuanto a los EEUU no son un buen ejemplo. Una parte sensible de la población lo que hace es no participar y, por otro lado, su sistema de partido no se parece en nada a los partidos europeos. No es comparable. Además republicanos y demócratas son muy similares, ambos cabrían en el PP español, por más que se empeñen los demócratas no son soscialdemócratas.

F.Torres -

Efectivamente el artículo está sin terminar. Es un diagnóstico, no una propuesta. La sensatez debe se colectiva y los llamados a ser sensatos están identificados. La conclusión tendremos que hacerla después de esas elecciones. Si existe reflexión podremos pensar en cuál es el mejor camino, si existe empecinamiento nos tocará seguir dando testimonio.

Maite C -

Desde dentro Luís no hay nada a hacer. Lo sé por experiencia, aunque no sea personal, pero si vivida muy de cerca. A la que intuyen peligro, se imponen directamente desde la directiva central.

El PP no está ni por los valores no negociables, ni por defender a la Iglesia, ni por otras historias, sólo está por alcanzar el poder y continuar con la política del PSOE.
Tan sólo hay que repasar que clase de oposición han hecho desde 2008.

Sí la "sensatez" consiste en votar al PP, apaga y vámonos.

Luis -

Sencillamente el bipartidismo es un hecho, y lo demás es vivir en el mundo de yuppi.
Los partidos "minoritarios", "personalistas", "inviables", ... no tienen ningún tipo de futuro, sólo hay que mirar a la sociedad americana que nos dan mil vueltas: demócratas y repúblicanos.
Sencillamente ante los dos grandes partidos tendremos que trabajar o introducirnos -caballo de Troya- para transformarlos desde su interior; desde el exterior los partidos "minoritarios" hacen el ridículo. Es mi humilde entender.

Maite C -

El párrafo final es totalmente desconcertante y debería Vd. aclarar en que consiste el "recurrir a la sensatez", y como se debe mirar al futuro de otra manera con las mismas ídeas.
Sr.Torres, el artículo lo ha dejado a medias. Termínelo por favor.

hespérides (www.valoreshispanicos.blogspot.com) -

¿Y cuál sería la solución? Porque en su artículo no se da ninguna. ¿Una coalición? ¿La desaparición definitiva de los grupos a la "derecha del PP"? ¿Qué? Porque, espero que no sea la de quedarse con los brazos cruzados.

Azul -

Completamente de acuerdo con usted. Yo también creo que estamos en un punto y final.