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La última maniobra de ZP.

A nadie ha sorprendido el anuncio de José Luis Rodríguez Zapatero de que no repetirá como candidato socialista en 2012. Era la noticia que todos esperaban oír. La caída acelerada de la intención de voto del socialismo en el último año, junto con la evidencia de que en los últimos meses ninguno de los datos macroeconómicos invitaba a soñar con un cambio de tendencia capaz de recortar la diferencia en las encuestas con el Partido Popular, le han obligado a tomar una decisión que, en principio, se negaba a contemplar. Durante un año ha aguantado la presión de unos barones socialistas que entendían que el presidente se había convertido en un lastre electoral. Lo demás ha sido y es pura demoscopia.

Los inventores de ZP, que dieron la victoria al socialismo ocultando las siglas para recuperar al votante perdido, son, en última instancia, los responsables de la eliminación de la marca ZP. Han vuelto a repetir la estrategia, buscando disociar a los candidatos autonómicos y municipales tanto del PSOE como de ZP para contrarrestar así la estrategia inversa practicada por los hombres de Mariano Rajoy deseosos de explotar el tirón que tiene el antizapaterismo. Y ahora han propiciado un cambio en el debate electoral con la salida de la escena de Rodríguez Zapatero.

Nadie puede dudar de la maestría y efectividad del gabinete electoral socialista. Ellos son los que han trazado una estrategia diseñada para dar al socialismo una oportunidad de cara a 2012. Una estrategia que aún no está definida, porque dependerá, en buena medida, de los resultados obtenidos por los diversos candidatos el próximo 22 de mayo y de la evolución que siga lo que muchos denominan el “caso Rubalcaba”. Dependerá de los resultados del 22-M el que el socialismo se incline por una derrota dulce en 2012 con Rubalcaba como indudable candidato o por un intento de vencer a los puntos de la mano de Carmen Chacón. Las primarias se diseñarán y se ejecutarán en función de esas variables: candidato único o aparente disputa.

El sector de la prensa que ha contribuido a convertir a ZP en el “enemigo público número uno”, independientemente de la razón objetiva que les asistiera, clama en alta voz por la convocatoria de elecciones anticipadas mientras que Mariano Rajoy lo hace en voz baja porque prefiere que sea Rodríguez Zapatero quien ponga en marcha medidas altamente impopulares que el PP también comparte. Es evidente que las medidas de ajuste que ZP va a tener que tomar son incompatibles con una parte de la izquierda, de ahí su anuncio, pero ahora esa misma izquierda podrá atacar al presidente sin atacar al PSOE y éste, a su vez, padecerá un menor desgaste e incluso alentará la disidencia. Es la cuadratura perfecta del círculo porque a partir de ahora la oposición, tanto mediática como política, tendrá que atacar, durante un año, a un hombre que no será candidato en 2012 mientras que el candidato, especialmente si no es Rubalcaba, aparecerá siempre como una alternativa de futuro. Ésta es la trastienda de la decisión.

 

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